-El considerado mejor jugador británico de la historia fue un
enamorado de Mallorca
-La editorial Contra publica en español la autobiografía de
quien fue conocido como el Quinto Beatle y calificado por Pelé como el número
uno.
-Puso el frente de la discoteca Slack Alice a Félix Izquierdo-Moreno, responsable del restaurante Gomila Grill, donde eran asiduos los jugadores del Manchester United.
Fuente: Facebook Fotos antiguas de Calvià
En 1965 un jovencísimo George Best aterrizó
en Palmanova, junto a un amigo, dispuesto a desparramar y ligar en todas las
discotecas de la costa de Calviá. Sin embargo, no se comió un rosco mientras su
colega triunfaba. "Siempre fui demasiado tímido, me costaba abrirme a la
gente y no sabía dar palique a las chicas".
Esto -y muchísimo más- se recoge en el libro 'El
mejor. George Best. Mi autobiografía', publicado en 2001 en el Reino
Unido, y traducido al español el pasado mes de junio por la editorial Contra.
El que fuera balón de oro y campeón de la Copa de Europa en
1968 con el Manchester United, calificado por Pelé como el mejor futbolista al
que había visto jugar y considerado por muchos el mejor jugador británico de la
historia, fue un enamorado de las playas calvianeras, de la noche isleña, de
los coches y de las jóvenes turistas.
En el libro, el conocido como 'Quinto Beatle', nacido el 22
de mayo de 1946 en Belfast (Irlanda del Norte), rememora su segundo desembarco
en Palmanova, un año después, en 1966, junto a una treintena de amigos,
futbolistas y demás farándula.
"Todos buscábamos pasarlo en grande, y a pesar de mi
desastrosa experiencia en España con Danny Bursk el verano anterior, cuando
propuso pasar las vacaciones de verano de 1966 en Mallorca me pareció una gran
idea. Seríamos Mike Summerbee, yo y todos nuestros amigos de Manchester,
Birmingham y Londres", explica el futbolista, de familia protestante del
Ulster, en su autobiografía.

"Terminamos yendo unos treinta. Alquilamos sendas
mansiones de seis o siete habitaciones cada una, donde dormías donde podías.
También nos hicimos amigos de una pareja de estadounidenses, Craig y
Radas, que se sumaron a nuestros recorridos noctámbulos por las discotecas en
busca de mujeres, poniéndonos finos de cerveza y champán. Normalmente no
tardábamos demasiado en encontrar mujeres y bebida. Yo seguía siendo tímido a
la hora de paliquear con ellas, pero después de la fama que me había brindado
la victoria en Lisboa y el apodo del quinto Beatle, ahora se me abalanzaban en
tropel, así que la cuestión pasó a convertirse en a cuál elegía", rememora
quien falleció en 2005, a los 59 años de edad, víctima de una infección en los riñones tras casi 40 años de excesos alcohólicos.
Seguidamente, Best, un habitual del bar del Hotel
Atlántico, dibuja la figura de un personaje popular en la Mallorca del
aperturismo y el boom turístico. "Otro de los personajes de Mallorca era
David Sirocco, que solía dar clases de yoga en la playa y se ganaba la vida
dando masajes. Era el raro de la isla. Se pasaba la semana vestido de
blanco de pies a cabeza, bandana blanca incluida; una bandana por la que David
Beckham hubiese matado. Y luego, cuando salía de fiesta los sábados por la
noche, lo hacía íntegramente vestido de negro".
George Best i Karna Anderson, 1970, Magaluf. Foto: Terry Daum /ASIM.
Ese año, 1966, dos antes de ganar la Copa de Europa ante el
todopoderoso Benfica de Eusebio, en el templo de Wembley, Best se
prendó del ambiente isleño. "Nos lo pasamos todos tan bien en Mallorca que
se convertiría en nuestro destino favorito durante los años siguientes, siempre
y cuando no te tocara salir de gira de pretemporada con el United. Tan pronto
como terminaba la temporada futbolística, nos íbamos de cabeza a Mallorca,
donde me aseguraba de ser uno de los primeros en llegar para hacerme con mi propia
habitación. A partir de ahí era un poco sálvese quien pueda, y si otros amigos
aterrizaban en mitad de las vacaciones le encontrábamos una habitación donde
fuera. Para cuando llegaba el final de la estancia, las mansiones se habían
convertido en auténticas leoneras, algo inevitable, puesto que eran las típicas
vacaciones de solteros. Nos quedábamos pegados a las sábanas hasta tarde, y
luego salíamos a desayunar y a tomar el sol en la playa. A partir de entonces
empezaban a caer las cervezas, y tal vez una siesta por la tarde, antes de
volver a salir a muerte por las noches. Nunca regresábamos hasta bien entrada
la madrugada, al día siguiente vuelta a empezar".
Unos años después, cuando empezaba su decadencia y la del
United, pese a sus 26 años de edad, se convirtió en empresario de la noche,
fichando a un hostelero de Palma. Cuando en diciembre de 1972 fue a abrir la
discoteca Slack Alice puso al frente como director a Félix Izquierdo-Moreno.
"Félix trabajaba en un restaurante en Mallorca llamado Gomila Grill, en el
que entré un día por casualidad, al poco de ganar la Copa de Europa de 1968.
Resultó que Félix era fan de mi fútbol, y era otra de esas personas con las que
es imposible llevarse mal. Era un camarero español de película, les cantaba a
los clientes mientras se deslizaba de una mesa a otra, capaz de hacer tres
cosas simultáneamente: cocinar, servir copas y fregar platos".
"Ni que decir tiene que llevé a todos mis amigos a
conocer el Gomila, y con el tiempo también a toda la plantilla del
United", apunta este deportista famoso, además por sus goles y juego
vistoso, por sus juegas, incomparecencias a entrenamientos y partidos, por su
vida disipada, y sus relaciones con miss Universo y actrices famosas. "El
único rival al que no he podido derrotar en mi vida ha sido el alcohol",
afirma en el libro este mago del balón, que ha sido recordado durante años por
esta frase: "Gasté mucho dinero en coches, mujeres y alcohol. El
resto lo malgasté".