Si el contrabando se ha practicado en Mallorca durante siglos, no menos cierto es su arraigo en la posguerra y su declive con la llegada de la democracia.
Costa extensa y escarpada
En la costa de Llucmajor, de gran extensión (47 kilómetros) y acantilados escarpados, fue un arte entre 1975 y 1993. Las escondidas calas, los grandes desniveles y las cuevas facilitaron un negocio al tiempo que en Galicia. Sin embargo, si allí los contrabandistas de tabaco, principalmente, se convirtieron en narcotraficantes, en la Isla de la Calma, pocos se pasaron a las drogas.
En Mallorca, entre 1975 y 1993, se traficó con tabaco norteamericano, ese que costaba menos que en nacional y que no pagaba impuestos a la siempre depredadora Hacienda española.
En la costa llucmajorera, que comprende desde s'Arenal hasta s'Estanyol, pasando por Es Cap Blanc, se descargaron cientos de miles de fardos de tabaco, café, azúcar...
Y lo hicieron payeses de la zona. Entre un 80 y 90% de los descargadores, conductores y encargados de esconder y distribuir puros y cigarrillos eran campesinos, agricultores y ganaderos de sa Marina que así lograban un sobresueldo con el que compensar su magra nómina agrícola.
Diez puntos escondidos de desembarco
Solían descargar en estos puntos:
-Cotimplà
-Es Carril
-Cova dets Ossos
-Cova de ses Taronges
-Es Pou Salat
-Ses Dones Mortes
-Davallador de sa Senyora
-Coll de s'Ego
-Capocorb
-Cala Beltran
Lo hacían entre la medianoche y las 4 de la madrugada. Acudían en varios vehículos y contaban con la complicidad de la Guardia Civil local, integrada en las familias tradicionales mallorquinas, y cuyos agentes recibían dinero por hacer la vista gorda.
En una descarga de las lanchas llegadas del norte de África, en su mayoría, llevada a cabo en Cala Beltran, junto a Cala Pi, trabajaron 15 personas formando una cadena desde el agua hasta tierra firme donde esperaban 5 personas más que transportaban el tabaco hasta los 'secretos'. Uno de los más importantes, ubicado en una finca entre Llucmajor y s'Aranjassa.
"En esa época, en el campo, ganábamos 3 pesetas diarias. Por una noche de trabajo descargando contrabando cobrábamos 1.000 pesetas", comenta un pagès de sa Marina de Llucmajor.