miércoles, 24 de agosto de 2022

Libro sobre la Colònia con anécdotas de Franco, Carlos V, la ex mujer de Rodolfo Valentino, Rubén Darío, Marqués del Palmer, Joan March y el hijo del Duce

Primer edificio de la Colònia. Espacio de los vigilantes de la costa ('torrers'). Siglo XVI. Está en un corral propiedad de una familia inglesa.

El historiador y profesor de historia en el instituto de Llucmajor, ya jubilado, Rafel Bauçà Ginard, de Cas Torrer, ha publicado 'Més Taaala que passes dretes!' sobre la historia de este enclave costero desde su fundación hasta 1970.

"Los 'coloniers' han mantenido el espíritu de pueblo que les inculcaron sus abuelos y padres"

"De la hermandad, el hambre y la enemistad por la guerra se ha pasado a la masificación, aunque manteniendo el espíritu de pueblo"

"Las entrevistas a primeras y segundas generaciones buscan transmitir la autenticidad de Sa Colònia"









El libro, con casi 300 fotografías históricas, se vende en la propia casa del autor, en el Carrer Pescadors, y en el estando y papelería de la Colònia.

Donde ahora se levanta el Hotel Marqués existía un molino y un pequeño muelle para llevar en barco la sal de la Colònia hasta Palma.


Guillem 'Torrer' y Pep Aguiló 'de can Boixa' posan con l'amo de Sa Vall, Biel Burguera, tras conseguir el primer premio en la Feria del Campo de Madrid (1956).

Vecinos ya mayores, que eran niños durante la Guerra Civil, recuerdan la simpatía del hijo del Duce, instalado en una casa en Es Turó d'en Mateu, entre la playa des Port i la des Dolç. El capitán Bruno Mussolini incluso les llevó a ses Salines para subirlos en los aviones estacionados en Es Camp Simó.

martes, 16 de agosto de 2022

El fin del Reino de Mallorca

Sa Creu des Camp de Sa Batalla, a un kilómetro de Llucmajor, recrea la batalla (1349) en la que las tropas de Pedro IV el Ceremonioso, rey de la Corona de Aragón, vencieron a Jaume III poniendo fin a los 70 años del Reino de Mallorca.

Cueva de la 'iluminación' de Ramon Llull en Randa

El filósofo, escritor, teólogo y beato Ramon Llull (Palma, 1232) vivió durante unos años en una cueva en el puig de Randa (Algaida).

Fue en 1274 cuando, retirado de la corte del rey Jaime I, donde fue preceptor de su hijo, Jaime II de Mallorca, inició su vida de meditación y contemplación en una cueva situada en una ladera de Randa, a poco metros del futuro santuario de Cura.

Allí, tras ver un arbusto encenderse con letras divinas, ideó los libros 'L'Art abreujada de trobar la veritat' y 'El llibre del gentil i dels tres savis'.

La cueva se puede visitar. Hay que solicitar las llaves de acceso en el restaurante de Cura. La pequeña cavidad se encuentra a 15 minutos andando por un tramo de carretera asfaltada y otro de camino de montaña. El sendero empieza al salir del párking a la derecha.

 

domingo, 14 de agosto de 2022

Tomeu Penya anuncia, en su concierto de Llucmajor, que ha hecho testamento: quiere convertirse en supositorio

No había transcurrido ni media hora de su actuación en Llucmajor, el pasado viernes a medianoche, y Tomeu Penya paró, miró al público, que en esos momentos abarrotaba el centro neurálgico de las fiestas de Santa Càndida y, en lugar de soltar uno de sus mini-monólogos irónicos, confesó: "Mi hija ha viajado a Mallorca desde Singapur, donde vive, pero no ha venido para verme sino para que hiciera testamento... y lo he hecho, hace unos días, en mi notaría, que está justo aquí, al final de la Plaça d'Espanya de Llucmajor".



El público calló. Pese a que la primera parte había consistido en un recital marca de la casa, con ritmo, risas, sarcasmo, comentarios picantes, poderosas voces y guitarras -meneo de culo incluido-, en los últimos temas se notaba que la voz de Penya estaba fallando. 

Y llegó el anuncio de que hace unos días que ya tiene testamento. Una confesión íntima cerrada con una de las típicas coñas del genio de Vilafranca. "Hay una cláusula que se deberá respetar. Y es que no quiero que me entierren. Y, aunque no me voy a morir -o al menos, no pienso hacerlo-, quiero que me conviertan en supositorios que pongan 'Tomeu Penya, hasta después de muerto da por c..." 

Y la gente estalló en risas y aplausos, y empezó el consabido coro del público: "Tomeu, Tomeu, Tomeu, Tomeu... Tomeu". Antes, el cantante de 73 años de edad, agradeció los bocadillos que Úrsula le prepara en Ca'n Bernat, el bar de su ahijado, presente en la fiesta.

La recta final del recital estuvo dominada por un Penya que reconoció al bajista que la voz le fallaba. Por eso, tras palparse dos veces la garganta, permitió la intervención de Simón, del grupo Géminis; y varias canciones interpretadas por su doble artístico, Biel, de Marratxí, que no defraudó en 'Sa rossa coixa que no bota', versión 'bruta'.

Finalmente, el cantautor más querido de la Isla, que se apoyó durante momentos en una mesa sobre la que había dos botellas de agua, no defraudó e hizo las delicias de cientos de personas, incondicionales de Penya de todas las edades, llegados de toda la Isla, los más ruidosos de Sant Jordi, Pina y Montuïri. 

La mítica "S'Estalella", compuesta por los llucmajorers Tolo Bergas y Joan Xamena; 'Rock & Roll (els millors anys)', 'Illes dins un riu', 'Maciana', 'Havanera' o la disparatada y genuina 'R.D.I. Comunitat des Pla' hicieron que la plaza se viniera abajo.

Pese a que hace años que dejó la bebida ("el suc") y el tabaco ("el fum"), acabó reconociendo que iba a prepararse un "gintònic".