miércoles, 22 de septiembre de 2021

Tesoros de Baleares, en el Museo Arqueológico Nacional: Toros de Costix, Dama de Ibiza y Estandarte de Pollentia

El Museo Arqueológico Nacional (MAN) alberga verdaderos tesoros históricos de Baleares, como son los Toros-Bous de Costitx (siglos V-III A.C.), la Dama de Ibiza (s. IV-III A. C.) o el Estandarte de Pollentia (s. II-III).  

Perteneciente a una asociación local de jóvenes, este estandarte es una pieza única en Hispania y excepcional en el Imperio Romano por su buen estado de conservación y por la información histórica e iconográfica que ofrece, la cual ha permitido diferenciarlo de los estandartes militares. Fue descubierto en 1926, en el transcurso de unas excavaciones arqueológicas en La Alcudia (Mallorca), la antigua Pollentia, y se ha fechado a finales del siglo II d.C. o comienzos del III d.C. 

El Estandarte de Pollentia es de bronce y está constituido esencialmente por un vástago longitudinal rematado en un capitel compuesto y dos grandes aros, simétricamente colocados a derecha e izquierda, unidos por una placa de bronce a la que se adosaron las figuras de seis divinidades, de las cuales se han perdido dos. Texto del MAN.



Esta conocida figura, llamada Dama de Ibiza, procede de los “vaciados” de tumbas realizados en los inicios del pasado siglo XX en la necrópolis del Puig des Molins, en la ciudad de Ibiza, en los que se recuperó una gran cantidad de figuritas de terracota de este tipo, aunque de estilos formales muy diferentes. 

Como consecuencia de estos métodos de excavación poco ortodoxos, desconocemos el contexto concreto del hallazgo, pero la pieza posiblemente formó parte del ajuar que acompañó a uno o varios difuntos y ha sido datada con criterios estilísticos entre finales del siglo IV y el III a.C. En este momento, la ciudad de Ibiza, antigua fundación fenicia, era ya una colonia cartaginesa, es decir, formaba parte de lo que denominamos cultura púnica. Texto del MAN.



Toros de Costitx: Realizados en fundición a la cera perdida, huecos en el interior y con los detalles trazados en frío. Orejas y cuernos se fundieron por separado y se unieron a la cabeza mediante remaches. Los ojos, en algunos casos, estaban rellenos de pasta vítrea.Se interpretan como la representación de una divinidad más que como elementos de culto al toro. 

El santuario de Son Corró, en funcionamiento desde el siglo V a.C. hasta la conquista romana, era un edificio de planta rectangular en cuyo interior se distribuían sin orden pilares monolíticos, de un metro de altura, con posible función de betilos. Tres esculturas de bronce presidían las ceremonias: dos cabezas de toro y una de becerra, posiblemente colocadas sobre fustes de columnas. Texto del Museo Arqueológico Nacional.


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